La automotriz china Nio anunció este martes que aplazará el lanzamiento en Europa de su nuevo vehículo eléctrico, el Firefly, hasta el tercer trimestre del año. La decisión representa un cambio respecto a su plan inicial de lanzarlo durante la primera mitad de 2025, debido a los desafíos que ha enfrentado la empresa al expandir su red de ventas y servicios en la región.
La marca Firefly fue presentada por Nio en diciembre pasado como una propuesta competitiva frente a modelos como el Smart de Mercedes-Benz y el Mini de BMW. En ese momento, la compañía aseguró que el vehículo llegaría a Europa durante los primeros seis meses del año en curso.
Sin embargo, el avance de Nio en el mercado europeo ha sido más lento de lo previsto. Así lo reconoció el director ejecutivo de la empresa, William Li, durante un evento previo al Salón del Automóvil de Shanghái. Li señaló que las dificultades para establecer una red sólida de ventas y postventa en el continente han retrasado los planes.
Para fortalecer su presencia en Europa, Nio buscará alianzas con más socios locales, y se espera que durante el salón se anuncien algunos de estos acuerdos. Además, la compañía ha desarrollado una versión con volante a la derecha del Firefly, que estará lista para su comercialización a partir de octubre, según confirmó el presidente de Nio, Qin Lihong.
La estrategia de expansión de Nio también contempla mercados con volante a la derecha, como los del sudeste asiático y el Reino Unido. Qin indicó que la empresa está en conversaciones activas con socios locales en esas regiones para facilitar su ingreso.
Asimismo, se anticipa que esta misma semana Nio firmará un contrato para comenzar a vender sus vehículos en Singapur. A largo plazo, la firma china planea comercializar la marca Firefly en al menos 20 países y regiones fuera de China.
Cabe destacar que el proyecto Firefly fue concebido desde sus inicios como una apuesta para ganar mayor cuota de mercado en Europa. No obstante, la Comisión Europea impuso en octubre aranceles a los vehículos eléctricos fabricados en China y comercializados en el territorio de la Unión Europea, lo que representa un nuevo obstáculo para los planes de expansión de Nio en la región.